“Para tener un niño feliz, al que le vaya bien emocionalmente, socialmente y en la parte educativa, tenemos que ser padres firmes pero amables. Esto quiere decir que además de ser amorosos, debemos delinear límites y fronteras claras, la igual que consecuencias positivas y negativas de acuerdo con su comportamiento. Los niños felices son aquellos que viven en un hogar estructurado con reglas que se cumplen, lo cual les permite saber donde están parados.”
Annie de Acevedo, Psicóloga y educadora
El Tiempo, Miércoles 18 de enero de 2012.