“el instante es una fracción de la eternidad. Nuestra porción de
eternidad” Octavio Paz
Por: Carlos Alberto Palau Botero*
Después de un cerco riguroso al Castillo del Instante los fantasmas inexistentes del tiempo, pasado y futuro, se apoderaron del presente, porque sabían que era un presente, es decir un regalo, el arma más poderosa que utilizaron fue el dialogo interno de la mente.
Para recuperar el presente perdido necesitamos apagar las emisoras que transmiten el diálogo interno desde las orillas del tiempo. A veces el locutor cede el micrófono a un tirano que nos hace ver el futuro entre espesos nubarrones o nos acosa con la eterna cantaleta del pasado: debió haber dicho, cómo se le ocurrió, obró a la ligera. Críticas despiadadas que desde el interior nos impiden vivir en paz con nosotros mismos y no nos dejan viajar al presente.
En el libro “El Poder del Ahora”, del alemán, ex investigador de la Universidad de Cambridge, Eckhart Tolle se afirma que: “Ser libre del tiempo es ser libre de la necesidad psicológica del pasado para su identidad y del futuro para su realización. Representa la transformación más profunda de la conciencia que usted pueda imaginar”
Con-Centro
Cuando uno se pregunta cómo me concentro en el instante, la palabra misma responde, con centro, al contrario la palabra desconcentrado parece indicar que estuviéramos en la periferia, arrastrados por una fuerza centrífuga que nos alejara de nosotros mismos.
Para parar el río del diálogo interno y volvernos amigos del instante se utiliza la técnica de colocarle un observador a la mente, un “testigo”. Cuando la mente se siente observada detiene el caudal que nos arrastra de la orilla del presente y aumenta la concentración que es fundamental para el estudio, para el deporte y de vital importancia en el trabajo ya que es una competencia laboral.
Es bueno recordar que existen estudios, sobre la calidad de los productos japoneses, que han determinado que en la “filosofía del instante” radica gran parte del éxito de su productividad. Por lo general los estudiantes de excelente rendimiento poseen muy buena capacidad de concentración, por esta razón centrar la atención en el presente se recomienda en jardines, colegios y universidades.
Para encontrar el presente sirven la meditación visual, por medio de los mandalas; o la meditación, por repetición de una palabra; la poesía japonesa o haiku, que son poemas de tres versos; la concentración en la respiración y también la psicología de la gestalt, corriente psicológica que ha adquirido tanta difusión en las últimas décadas.
Para navegar al presente la gestalt parte de una frase terapéutica por excelencia: “ahora me doy cuenta que...” y agrego la actividad que estoy realizando. “Ahora me doy cuenta que leo sobre el ahora me doy cuenta”
Por último, de tanto repetirse la frase terapéutica, se llega a la iluminación interior y por consiguiente al despertar. La “filosofía del despertar”, que la gestalt toma prestada del Budismo Zen, implica que estamos dormidos con los ojos abiertos, soñamos con situaciones del pasado o que probablemente no sucederán en el futuro. El caso es que no vivimos el presente, “el aquí y el ahora”.
* Rector Liceo Cartago
Luna llena, 13 de noviembre de 2008