¿Qué tal si nunca dejamos atrás un niño?
A la palabra fracaso siempre la lleva de
la mano una pesadilla. En la noche nos desprendemos del cielo nocturno y caemos
de espaldas en un profundo túnel, oscuro, sin orilla, sin fondo y se
siente el vértigo del fracaso que nos deja una marca con fuego en la memoria.
En el “Documento 11” la palabra
fracaso se encuentra ocho veces y casi todas son de alerta, para no
llegar, al final del año escolar, al borde del precipicio y un paso más allá.
La nueva evaluación formativa es preventiva. Me parece que las
ideas del “Documento 11” giran alrededor
de una idea central de mucho peso gravitacional: “la información que arroja la
evaluación es fundamental para los maestros, debido a que con ella se detectan
las partes del proceso que están fallando o que impiden a los estudiantes
alcanzar las metas propuestas y esperadas en sus desempeños de manera exitosa.
Todo con la intención de actuar de manera preventiva dentro del proceso
formativo para evitar a tiempo los fracasos escolares que históricamente se han
presentado al finalizar el año lectivo” p. 26 y 27
En la
Directiva Ministerial 29
(noviembre de 2010) la
Ministra de
Educación, María Fernanda Campo, dice que “el objetivo de los establecimientos
educativos del país es que todos sus estudiantes aprendan lo que tienen que
aprender” y además plantea que el fracaso escolar es una doble
calzada, entre el profesor(a) y los estudiantes, dice la
Ministra : “La reprobación puede deberse a
múltiples causas entre ellas ineficaces prácticas pedagógicas y no solamente a
las falencias de los educandos”
La pregunta que surge es ¿cómo evitar el
fracaso escolar y alcanzar el éxito? En el libro “La
Práctica de la
Inteligencia Emocional ”,
Daniel Goleman, propone: “El modo más eficaz para alcanzar grandes metas
consiste en descomponerlas en pasos sencillos y manejables… la descomposición
de nuestros objetivos en una serie de pasos pequeños hace que resulte más fácil
superar los retos y alcanzar el éxito” p. 365
Por último, en la película “Esperando a
Superman”, el educador Geoffrey Canada, abrió en Nueva York, las
puertas de su escuela en las 100 manzanas más deprimidas de Harlem y
logró que nueve de cada 10 egresados fueran excelentes matemáticos y
ganaran las becas universitarias. El proyecto de Geoffrey Canada fue
premiado en el 2012 con la máxima condecoración educativa de la
Universidad de
Harvard. Canada dice que se preguntó, antes de empezar a construir su sueño:
¿Qué tal si nunca dejamos atrás un niño?
Por: Carlos Alberto Palau
Botero.
Rector Liceo Cartago. 30 de abril de 2013